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3 de diciembre de 2008

¿Deberíamos matar a las personas saludables por sus órganos?

He aquí uno de los cuatro argumentos que presenta el equipo de Redacción de BBC Mundo en el marco del Día Mundial de la Filosofía.

Supongamos que Guillermo es un hombre saludable sin familia o seres queridos. ¿Sería aceptable matarlo sin que sufra para utilizar sus órganos y salvar a cinco personas, una que necesita un corazón, otra un riñón, etc.?

Si no lo es, ¿por qué no?.

Consideremos otro caso: usted y otras seis personas están secuestradas y el secuestrador lo convence de que si mata a uno de los otros rehenes a tiros él liberará a los otros cinco, pero si no lo hace, matará a los seis. (En ambos casos, lo liberaría a usted).

Si en este caso usted mata a uno para salvar a cinco, entonces, ¿por qué no en el anterior caso de los órganos?.


Si en este caso también lo abruma el remordimiento, considere un caso más: usted viaja en un tranvía que ha perdido los frenos y ve a la distancia a cinco personas atadas a los rieles. Usted tiene la opción de desviar el tranvía en una bifurcación hacia los rieles de la izquierda, donde sólo hay una persona atada. Ciertamente lo desviaría hacia la izquierda, matando una sola persona para salvar a cinco.

Así que, ¿por qué no matar a Guillermo?.


Ver artículo completo (vía BBC Mundo).

3 de junio de 2008

El triunfo no es eterno, y el fracaso no es fatal

Ken Blanchard & Don Shula - Everyone's a Coach

Ken Blanchard, en su libro "El Corazón de un Líder", comenta sobre la expresión favorita de Don Shula, entrenador de los Delfines de Miami, el equipo con más juegos ganados en la historia de la NFL.

__Don seguía permanentemente una norma; se permitía a si mismo, a sus auxiliares y a sus jugadores un máximo de 24 horas de celebración luego de obtener un triunfo o para asimilar una dolorosa derrota. Durante ese plazo, todos participaban con intensidad de la victoria o derrota. Una vez rebasadas estas 24 horas, la experiencia quedaba archivada en el pasado y las energías se concentraban en la preparación del siguiente encuentro.


Todos sabemos que existe un tipo de persona que apenas le sale algo mal... ¡¡¡FIN DE MUNDO!!! e increíblemente tienden a pensar que eso era lo último que les podía pasar y que de ahí en adelante nada valdrá la pena, etc, etc, etc. Pero mucho se ha hablado acerca de caer y levantarse, así que en esta oportunidad quiero hablar del caso contrario: la gente que no se sobrepone ante un triunfo.

Conozco gente -bastante pesada cabe destacar- que apenas hacen algo bueno o consiguen un triunfo de algún tipo en sus vidas, inmediatamente andan regándolo por todos lados, haciéndole ver a los demás lo buenos que son y lo extremadamente asombroso de su hazaña. Peor aún, pasan días, semanas y quizás hasta meses y todavía están regocijados en su triunfo sin darse cuenta que la vida sigue pasando frente a sus ojos y que la gente sigue superándose mientras ellos todavía están estancados en su "logro".

Blanchard afirma que "el hombre no tiene que vanagloriarse demasiado cuando gana, ni tirarse al abismo cuando pierde. Es preciso mantener las cosas en una perspectiva realista. El triunfo no es eterno, ni el fracaso es necesariamente fatal". Dicho de una manera más sencilla aún, se debe mantener un equilibrio ante cualquiera de los dos tipos de situaciones.

Al caer o fracasar en algo, uno debe tomar el tiempo necesario para asimilar el dolor de la derrota y levantarse para seguir en el camino, y en el caso de un triunfo, por supuesto hay que celebrarlo, pero no por tanto tiempo como para que el impulso se pierda. Así que ante un triunfo, celebrar y continuar para mantener el ritmo y conseguir la siguiente victoria.

__Seamos como el niño que aprende a caminar y ante una caida no se desanima, continuando hasta llegar a los brazos de sus padres.

12 de mayo de 2008

Amor es... ser capaz de decir lo siento

Tengo un librito -que adquirí un día por causalidad- llamado "El Corazón de un Líder" de Ken Blanchard. Es un compendio de frases de liderazgo que ha recopilado el autor de algunas de sus obras. De vez en cuando lo abro en cualquier página a ver si por la misma causalidad por la que lo compré, me ilumina de alguna forma para continuar o enderezar el camino.

Este es un extracto de uno de los capítulos:

__Estoy seguro de que, aunque no haya leído la novela o visto la película Love Story, recordarán la famosa frase de Eric Segal: "Amor es nunca tener que pedir perdón". Esta frase fue recibida con aprobación por todo el mundo, pero creo que es horrible sobre todo para los líderes. Creo que debería decir: "Amor es ser capaz de pedir perdón". Sin embargo, decir "lo siento" es difícil para el ego...

Ken Blanchard, "El Corazón de un Líder".

Bien, debo admitir que soy un tipo bastante orgulloso... pero no tonto, o por lo menos no tanto como para perder algo o alguien importante simplemente por no decir: "oops! metí la pata", como si eso me quitara un quinto de alma. La verdad es que hay que tener madurez para caer y levantarse, pero definitivamente se necesita un corazón verdaderamente fuerte y una dignidad muy sólida para pedir perdón y no sentir que te has rebajado o humillado frente a nadie.

Particularmente, el temita del perdón me parece bastante delicado, sobre todo cuando se trata de malos entendidos, muchos de los cuales pueden causar un verdadero caos en las relaciones interpersonales si no se aclaran a tiempo. Imagina que alguien tome determinada decisión que te afecta negativamente basándose en suposiciones que terminan siendo totalmente falsas; se percatan del error, lo corrigen, pero nunca te dicen: "oye vale, disculpa por la situación que se presentó"... ¿Cómo te sentirías?

Ken Blanchard concluye ese capítulo del libro diciendo que: "...como líder, puede aceptar que está equivocado y puede aprender a disculparse por los errores que comete" y así "la empresa se convertirá en un mejor lugar de trabajo."

Por otro lado, en las relaciones de pareja generalmente la responsabilidad de las cosas es compartida debido a que muchas de las acciones que ameritan una "disculpa" por parte de alguno de los dos, no tienen su origen precisamente hace cinco minutos y ambos han contribuido a que la situación se encuentre en el estado que esté, por lo cual el tema se complica un poco. Yo me permito recomendar ampliamente el método que me ha funcionado por unos nueve años de mi vida aproximadamente y no es otra cosa que entablar una negociación con la otra persona (facilito, verdad?).

Lo que si es cierto, es que hay un par de cosas que definitivamente no ayudan en nada al momento de pedir perdón y es utilizar condicionales como: "discúlpame si te ofendí", o excusarte con cosas como: "cometí un error, pero no fui el único!". Estoy seguro de que lo menos que quiere el agraviado en cuestión es tener que lidiar con una persona que aparte de no parecer sincera pretende menospreciar sus sentimientos o balancear/distribuir la carga de culpa. Y ni hablar del tonito irónico...

En pocas palabras, tener la madurez de aceptar que se ha cometido un error, aunado a la valentía que se necesita para pedir disculpas con sinceridad, definitivamente te enaltece como persona y mejora el ambiente en el que te estes desenvolviendo.

Por supuesto, prometo escribir más adelante sobre el tema de la negociación ;)

30 de mayo de 2007

Matemáticas y estilo de vida

Si tuvieras que dar un giro a tu vida… de cuántos grados sería? Esta pregunta surgió en mi cabeza hace algunos años cuando una buena amiga mía, me dijo que quería darle un giro de 360 grados a cierto aspecto de su vida, por lo que me pregunté: ¿qué sentido tiene dar un giro de 360 grados, si de todas formas quedarás en el mismo punto?

Traté de explicarle a mi amiga que era mejor un giro de 180 grados que uno de 360, pero su naturaleza humanística (por la carrera que estudiaba) no le permitió entender de qué diablos estaba hablando cuando dije que un ángulo de 360 grados dibujaba una circunferencia que comenzaba y terminaba en el mismo punto (:S).

Lo más extraño del asunto es que a lo largo de estos años he estado pensando en esta teoría de los giros y, me he dado cuenta que un giro de 180 grados bien podría dejarte viendo hacia atrás o cabeza abajo –dependiendo del eje que escojas para dar el giro ;)- lo cual no parece muy saludable en ninguno de los casos.

Si la solución no es un giro de 180 ni uno de 360, entonces qué se supone que debe hacer la gente que desea dar un vuelco a una situación o hacer un cambio verdaderamente “radical” en su vida, y que a su vez este no lo deje mirando atrás o cabeza abajo? Me parece que la solución es mucho más sencilla y menos brusca de afrontar para la mayor parte de la gente común, que como bien se sabe le cuesta adaptarse a los cambios en mayor o menor medida (a pesar de que lo único constante en la vida es el cambio en si mismo).

La solución podría ser simplemente hacer giros de pocos grados que le ayuden a enderezar lo que aparentemente pueda estar torcido y, así como un par de líneas que nacen de un punto X, formando un ángulo de unos pocos grados, se separan cada vez más a medida que la distancia al punto de origen se hace más grande, la persona podrá conseguir resultados totalmente distintos con un pequeño cambio que al principio, aparentemente, no representaba nada grande en lo absoluto.

Con estos pequeños giros me refiero a cosas sencillas como levantarse cinco minutos más temprano para ir al trabajo, sonreír un poco más, dar las gracias, dar los buenos días elevando un poquito más la voz, etc. Cosas que en principio pudieran no parecer importantes pero que pueden ser determinantes en los resultados obtenidos a lo largo del día y, los resultados obtenidos en un día pueden ser base para muchas mejoras a futuro.

Quizás haga falta muchos pequeños giros a lo largo de nuestra vida, unos sumando grados y otros restando, hasta que, por un camino más parecido a un zigzag que a un sendero recto, hayamos alcanzado el verdadero cambio deseado.
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